Vergonzoso acontecimiento en el Área de subvenciones del Consorcio.
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Arquitectos del Consorcio denuncian el descontrol del área de subvenciones
Las dos arquitectos titulares -por oposición- del Área de Conservación y Rehabilitación del Consorcio de Toledo han denunciado que el gerente del organismo, Gervasio Fernández, ha entregado el control del departamento del que dependen las subvenciones a un arquitecto «contratado» cuyo comportamiento, además de ser «hostil» hacia ellas, pone en entredicho los criterios profesionales con los que se está concediendo dinero. Los escritos van dirigidos al alcalde de Toledo, como presidente del Consorcio, para pedirle que ponga orden ya que las afectadas aseguran que sus reclamaciones ante el gerente sólo han servido para que progresivamente las hayan ido relegando en favor «del contratado».
Se trata de dos historias paralelas (los recursos son fotocopia uno del otro salvo en los detalles más personales) que comienzan a principios de 2005, cuando la arquitecto con más antigüedad coge una baja laboral y sus funciones como jefa de área se reparten, quedando el departamento en manos de la otra afectada pero sólo con competencias sobre el programa de vivienda e infraestructuras.
A partir de aquí surge la figura del «contratado» que desde entonces hasta la fecha de hoy va renovando semestralmente su relación con el Consorcio pero, al parecer, cada vez con más poder. Así, y según los recursos, en marzo de 2005 se le contrata para «supervisar» el departamento, en octubre del mismo año para «hacer el seguimiento» de los expedientes y subvenciones, en abril de 2006 de nuevo es para «supervisar» y en septiembre es para «coordinar».
Una vez que la arquitecto titular recibe el alta médica se reincorpora a su trabajo y pide que le aclaren cuáles son sus funciones ya que «el contratado» sigue en su puesto. La versión de la afectada dice que no sólo no consigue una respuesta sino que poco a poco va comprobando como se ha convertido en una subordinada. Hasta el punto que es el otro (el contratado) quien convoca las reuniones y quien dice qué arquitecto de las dos debe acudir.
Según los recursos, la situación profesional se deteriora porque, al tiempo que el contratado, «en la práctica y por instrucciones de la Gerencia de ese Consorcio, se ha convertido en jefe que planea por todas las áreas», el departamento cada vez tiene menos funciones y menos personal produciendo «un detrimento claro de la calidad, celeridad, exhaustividad y eficiencia de los trabajos».
El conflicto laboral llega después a las «reuniones de subvenciones», única función que le quedaba al departamento, a las que «comenzó a asistir» el contratado «manteniendo una actitud claramente hostil» frente a las dos arquitectos titulares que presentan una queja verbal ante el gerente sin conseguir resultados a su favor.
Al contrario, afirman que han sido «desplazadas de sus funciones habituales por una persona que no pertenece a la plantilla del Consorcio, incluso marginadas de las funciones residuales», ya que ni convocan las reuniones, ni deciden quién asiste ni menos aún las dirigen.
En opinión de ambas, se trata de una «situación gravísima» que las lleva a desmarcarse de toda responsabilidad ligada a las decisiones que toman «terceros ajenos a la plantilla». Sin embargo aseguran que, «al menos en dos expedientes», se ha procedido en contra de sus criterios intentando involucrar a una de ellas en decisiones que consideran injustas.
Uno de los casos consiste en una subvención que las dos afectadas dictaminan que hay que reducir con motivo de un modificado en la ejecución de la obra. En el recurso afirman que el contratado, «tras reunirse personalmente con el interesado, saltándose los trámites habituales, dirige un escrito al Departamento de contabilidad para que la cuantía no se le minore, incumpliendo el Plan Especial del Casco y la Ordenanza de Ayudas a la Rehabilitación». Más grave es el segundo expediente, porque supone contravenir una decisión de la Comisión Ejecutiva del Consorcio que en base a un informe de la jefa de área anula un convenio. La denunciante dice que el contratado «intenta evitar la resolución» y que después, y por su cuenta, negocia «un nuevo convenio con el contratista» para lo que «obliga» a la otra arquitecto a realizar diversos cálculos «con documentación inadecuada» que luego se utiliza como si fuera una propuesta de esta última «imputándola un trabajo mal hecho y ocultando siempre que responden a instrucciones concretas de él mismo».
Más tarde se pide a la segunda arquitecto que redacte un nuevo convenio ajustado a las condiciones pactadas por el contratado. La negativa conduce a un «nuevo enfrentamiento» que acaba con una baja laboral de la afectada por «un ataque de ansiedad».
Las dos arquitectos concluyen calificando de «humillante» estar a las órdenes de alguien ajeno al Consorcio y consideran que se les impide su «derecho a la promoción en el trabajo». Además acusan al Consorcio de mantener una ilegalidad ya que ese puesto de trabajo «no se puede cubrir a través de contratos de asistencia técnica».