Tenía pendiente expresar mi alegría por la noticia, y mis deseos de que la construcción del citado hotel sea a partir de este momento mas respetuosa con el patrimonio de lo que lo ha sido hasta ahora y de lo que fue la construcción del otro cinco estrellas del casco, que como recordareis supuso la desaparición de los retos del palacio de los Motijo, por cierto también bajo un nivel “E” de protección.
Aunque confieso que es una alegría agridulce porque me molesta que “los malos” se salgan con la suya.
Me llama mucho la atención el artículo de J. Monroy referido por Jav cuando dice: “las fincas 5 y 7 de la bajada de Pozo Amargo estaban en ruinas y tuvieron que ser demolidas”. Curiosa explicación por parte del periodista, mas que liviana, del derribo de esos edificios. En otro artículo de Monroy publicado también en La Tribuna el 10 de Junio de 2004 en la sección “Casa que se caen en el Casco un viernes sin que nadie se entere” y titulado “Abandono junto a la Catedral” (
http://foro.toletho.com/viewtopic.php?f=7&t=246 ), él mismo dijo: “ A escasos metros de la puerta Llana de la Catedral, por la que hoy sale la Custodia, existe un Toledo muy distinto, un Toledo de desidia, de inmuebles que se caen o se tiran. Es el Toledo tantas veces descrito y denunciado, de la especulación y de políticas de abandono o de hechos consumados para “hacer el agosto, muchas veces pasando por encima del patrimonio” y “De lo que fueron hasta hace menos de un lustro cinco viviendas no quedan mas que dos puertas, hoy abiertas, un alto muro y un extenso solar, posiblemente el mayor sin edificar del Casco Histórico. Fue Juan Gaspart, expresidente del F. C. Barcelona el que hace unos años compro estos inmuebles con el fin de crear un hotel a todo lujo”.
Es decir que los edificios en cuestión no fueron derribados por su estado de ruinas (En Toledo las casas no se derriban por eso), sino que fueron derribados sin ningún respeto a los valores patrimoniales que allí pudiera haber por Juan Gaspart, presidente de Hoteles Husa, desde sus cubiertas hasta sus sótanos, con el fin premeditado de construir un hotel de lujo con los menores inconvenientes posible, lo que ha supuesto, además de la casi total desaparición de esos edificios, inmensos perjuicios para los habitantes de la zona durante diez largos años.
Parece que ahora no toca recordar, sino olvidar para el mejor devenir de la construcción del magnífico hotel, así que llamaremos a lo que hizo Hotusa en los números 5 y 7 de la bajada del Poza Amargo, “trabajos de derribo, y consolidación ante su inminente ruina” y nos felicitaremos por la gran oportunidad que supone la construcción del hotel para Toledo, y por el fin del abandono en que la propia cadena hotelera ha mantenido sus solares, confiaremos en que como dice Monroy a partir de ahora “la trasformación se producirá manteniendo los elementos singulares, empezando por la traza actual de los inmuebles” que queden “así como los muros, crujías y patios, y terminando por las fachadas” (Es decir bajo el simple y vulgar respeto a la ley que se ha de exigir en cualquier obra en el Casco), e incluso aplaudiremos cuando el día de su inauguración el Alcalde y los representantes de turno de la Junta alaguen por su contribución al desarrollo de la ciudad y la salvaguarda de su patrimonio a los directivos de Hotusa. Pero mi alegría ahora y entonces será agridulce porque a mi no me gusta que los "malos" se salgan con la suya
PD. Tengo mucha curiosidad por saber que tratamiento van a dar a los restos de la mezquita que allí hay, no a los que hasta ahora se han supuesto parte de ella, en la fachada lateral del número 3 de esa calle, sino a la estructura cuadrangular que Passini identificó como oratorio particular (mezquita) entre los restos que quedaron sin tirar en el solar de los números 5 y 7.